30 de mayo de 2014 / Aida Acitores de la Cruz
Mientras el trabajo desde casa aumenta entre autónomos y emprendedores, las empresas siguen siendo reacias a implantar este modelo, aunque reconocen que mejora la productividad
Trabajar desde casa es una alternativa en auge entre autónomos y freelance. Emprendedores y trabajadores por cuenta propia con proyectos empresariales en fase inicial apuestan por evitarse inversiones en alquiler de locales mediante fórmulas como el teletrabajo o los espacios de coworking. ¿Pero qué ocurre con las empresas? ¿Se resisten a abandonar la fórmula presencial?
Según el estudio de IDC “El trabajo flexible en España – ¿Es España realmente flexible?”, publicado en 2013, sólo el 13,2% de las empresas encuestadas hace uso de las políticas de trabajo flexible, un dato que muestra que la red empresarial española vive aún en «una fase embrionaria de experimentación», destaca el estudio, que recuerda que el trabajo flexible «puede generar beneficios para la empresa y ayudar a mejorar la productividad y los resultados de la misma».
El estudio recoge, además, el sentir de las empresas acerca de la progresiva implantación de este modelo laboral: un 59,1% de las encuestadas considera que en los próximos tres años el panorama no va a cambiar en sus estructuras.
Dado el escaso éxito de este modelo entre las estructuras empresariales, la realidad es que el trabajo flexible no está regulado ni protegido, ni por las propias organizaciones ni tampoco por un marco legal, tal y como denuncian numerosas voces.
Volviendo al estudio de IDC, de las empresas que aplican trabajo flexible, el 44,2% ni siquiera involucra a los departamentos de Recursos Humanos, sino que apela a un acuerdo entre empleador y empleado.
MEJORA EN LA PRODUCTIVIDAD
A pesar de ello, seis de cada diez empresas encuestadas por IDC considera que la productividad aumenta si se aplican modelos de teletrabajo o trabajo flexible, una opinión que se refleja también en otros estudios, como el que recoge Anna Forment García en un artículo que publica en la revista Capital Humano –titulado “Flexible Working Goes Global”- y que muestra que «el 73% de las empresas españolas considera el trabajo flexible más eficiente en costes, el 80% experimenta mejoras en la conciliación laboral y familiar de sus empleados, y más del 50% de las organizaciones indica un aumento de la productividad gracias a estas políticas de trabajo flexible».
¿Por qué, entonces, no apuestan por un cambio de modelo? «Una de las razones es que en nuestro país está muy arraigada la cultura de presencialidad», subraya esta autora.
Compañías como Microsoft, Iberdrola, Repsol o BBVA han decidido ser punteras también en este campo, una apuesta que hicieron pública el pasado año, cuando celebraron el Día de la Oficina en Casa, el 22 de junio, sacando sus oficinas a la calle para reivindicar este modelo.
En la Administración Pública, experiencias como la que el Gobierno Vasco puso en marcha en 2011 demostraron que éste es un modelo acertado: la productividad aumentó casi un 70% y la calidad, más de un 42%.
ECOLOGÍA
Entre todos los factores que explican el lento pero imparable auge del trabajo flexible, hay dos que sobresalen muy por encima del resto: las nuevas tecnologías, que permiten trabajar desde cualquier lugar del mundo y beneficiarse de recursos como el crowdsourcing o el cloud computing; y la necesidad por parte de las empresas de equilibrar su balance entre gastos y productividad.
Pero también son determinantes otros factores, como la conciliación de la vida laboral y familiar o el respeto al medio ambiente. Según otro estudio, Estados Unidos se ahorraría 772 millones de dólares al día si se aplicara el teletrabajo de forma masiva, sumando el ahorro en gastos de desplazamiento y barriles de petróleo y el coste de los supuestos accidentes de tráfico que dejarían de producirse.
Tal vez este cálculo sea un tanto exagerado, pero es innegable el impacto positivo del teletrabajo en el medio ambiente. Los economistas Domingo Verano, Heriberto Suárez y Silvia Sosa advierten que «las pretendidas ventajas no son tan claras ni directas como los entusiastas del teletrabajo proponían (y siguen proponiendo). No obstante, el teletrabajo puede ser muy útil para conseguir reducir sustancialmente el número de desplazamientos por los núcleos urbanos».
POR OBJETIVOS
Las empresas españolas siguen sin medir el rendimiento de sus empleados por objetivos, y ello es un freno total al avance del trabajo flexible: el 41,9% de las empresas que han implantado este modelo aún no miden los resultados del trabajo en función de los objetivos.
En este sentido, Anna Forment cree necesario «introducir criterios de organización del trabajo más ágiles basados en objetivos y no en presencia, enfocar los procesos productivos a nuevas necesidades de la demanda, aumentar la competitividad gracias al uso de nuevas tecnologías y atraer a los mejores profesionales a partir de la conciliación laboral».
¿Trabajas desde casa? ¿Crees que este modelo es una alternativa a tener en cuenta por empresas y trabajadores?
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