En el anterior informe, comentaba lo siguiente: «(…) Veremos si la próxima semana consigue ejecutar un nuevo asalto al objetivo de subida acomodado entre 3.338,30 y 3.374,16, o si, por el contrario, termina abanadonándose en brazos de las ventas».
En verdad, tras fracasar en su intento de dar caza al citado objetivo de subida, fue la segunda opción la que cobró vida, circunstancia que acarreó la rotura a la baja de la línea horizontal que se situaba en 3.251,85, nivel que habíamos marcado para saber si la fase descendente iba a irrumpir en escena.
El mismo día en que se perforó la línea horizontal, el Eurostoxx acabó aterrizando en el primer objetivo de caída de la fase descendente, localizado entre 3.154,12 y 3.111,76. Por si no fuera suficiente, mi indicador de volumen desencadenó una señal de clímax bajista que nos avisaba de que los bajistas se estaban pasando de frenada, al menos en el corto plazo. De ahí que conjeturase que un parada y fonda de la cotización estaba indicada, cosa que finalmente sucedió
El problema radicaba en que la onda sinusoidal preveía que el suelo teórico (ST) iba a acontecer el 7 de enero. Así las cosas, resultaba concebible que la presión bajista se reanudase tras el descanso de la cotización.
La realidad corroboró el pronóstico de la onda sinusoidal: el Eurostoxx prosiguió su desplome, que no por casualidad se ha detenido en el siguiente objetivo de caída, que reside entre 3.054,75 y 2.986,33. Por cierto, el suelo provisional del ciclo se ha ejecutado exactamente el 7 de enero, día en que figuraba el ST. No obstante, habida cuenta de la tremenda inercia bajista reinante, sería descabellado descartar la posibilidad de que la fase descendente se extienda sumando nuevos mínimos.
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