Tras un agosto pésimo en los mercados, donde todas las bolsas mundiales cayeron, se plantean varios escenarios: pánico por las caídas, búsqueda de nuevas oportunidades, esperar a invertir a que se tranquilice todo, cerrar los ojos y confiar en que todo se arreglará…
Lo que parece principal es valorar el porqué de esta caída, o, mejor dicho, intentarlo ya que no parece haber un único motivo:
- La crisis de la bolsa doméstica china sin duda ha influido pero no parece que sea un anticipo de una crisis de la economía del gigante asiático teniendo en cuenta la burbuja en la que se encontraba la bolsa de Shangai (donde solo pueden comprar inversores chinos) casi fomentada por el propio Gobierno, que la devaluación del renminbi parece muy limitada, que las políticas de expansión monetaria pueden ayudar a las exportaciones y que, de momento, no hay alteración en las previsiones de crecimiento.
- La dimisión de Tsipras al frente del gobierno griego y la más que posible convocatoria de elecciones en las que entra en juego un nuevo partido que aboga por una salida de Grecia del euro. Parece de chiste, poner en el mismo listado un problema de la segunda potencia mundial y uno de otro que pasa el 2% de la zona euro.
- La potencial subida de tipos en Estados Unidos. En un mercado adicto a las políticas expansivas, cuando pasa lo contrario se genera cierto pánico puntual que lógicamente se normaliza con el paso de los días siempre que sean justificadas como así parece en un país que goza de pleno empleo y que si no fuera por el bajo precio del petróleo tendría altos niveles de inflación; el ejemplo de la eliminación del QE lo tenemos muy cercano.
- La casuística del mes de agosto, donde cualquier movimiento se magnifica por la poca contraparte que hay en el mercado, es decir «con poco dinero se mueven más las cotizaciones»; en algunos casos para bien como el año pasado y en otros para mal. Algo que se confirma viendo las encuestas de sentimiento del inversor (la de la AAII publica un 34,6% de alcistas por los 38,76% de media).
Estos acontecimientos han llevado a los índices bursátiles a perforar los soportes más cercanos, algunos también han perdido puntualmente los más claves pero cierto es que la mayoría los están aguantando, vemos en el gráfico ha continuación del Ibex como lucha por mantener los 10.000/9.800; algo extrapolable a los 10.050/9.900 del DAX; los 3.420/.3400 del EuroStoxx; los 4.100 del Nasdaq; los 2.000 del S&P o los 18.300 del Nikkei japonés.
Ante este escenario, se plantean varias estrategias generales diferentes (evidentemente cado uno debe tener la suya propia muy personalizada).
- Inversor a corto plazo:
Hay que partir de la base que tiene la cartera en liquidez ya que le deberían haber saltado stops (para el corto plazo lo más útil es utilizar acciones o ETFs, precisamente por este motivo) y si no ha hecho nada se puede encontrar muchos activos en soportes. Con stops ajustados a su gestión de capital, en caso de continuación de tendencia alcista puede obtener rápidas plusvalías. Sin embargo, la parte negativa es que debido al incremento de volatilidad (en el gráfico se puede apreciar como está creciendo sin estar a niveles máximos) , estos stops puedes saltarle sin ser una señal bajista, por lo tanto, si siempre existe este riesgo actualmente es algo superior.
- Inversor a largo plazo en liquidez:
Con los índices en soportes se plantea un escenario muy bueno para ellos invirtiendo de forma escalonada a medida que los índices consoliden los niveles anteriormente comentados, o que en casos como el S&P se recuperen. A largo plazo una pérdida hasta el siguiente suelo parece que es fácilmente asumible, por ejemplo hasta los 9.300 únicamente hay un 6% que daría margen incluso hasta los 9.000 puntos. Esto unido a que parece que los factores básicos para confiar en subidas bursátiles, resultados empresariales, crecimiento macro se mantienen inalterados (siempre a la expectativa de China), niveles de euforia muy alejados.
- Inversor a largo plazo invertido:
Éste está viendo como su inversión ha caído fuertemente en apenas 4 meses; incluso puede haber que hayan superado las pérdidas máximas asumibles y habrán salido. Si su estrategia les permite aguantar estaría en situación similar al anterior pero más limitado. En este caso, revisar los fondos, traspasando los que tienen con una tendencia menos favorable y con menos potencial hacia los que parecen más sólidos les puede permitir cierta tranquilidad.
Descartando los que invierten a corto plazo cuya labor es más compleja, para el resto de inversores tener la mayor parte de la cartera en fondos europeos, aproximadamente el 60%, es una buena opción. Dentro de Europa hay muchas divergencias, y nos encontramos índices que pierden un 5% en 2015 (nuestro Ibex) y otros que ganan un 15% como el italiano; así que filtrar bien los fondos puede dar una gran diferencia.
El resto de la cartera se puede repartir entre bolsa norteamericana (parece que el Nasdaq está más fuerte que el S&P), Japón teniendo en cuenta que la resistencia del 20.800 ha sido muy dura incluso algo de emergentes, pero también seleccionando muy bien los fondos porque puede haber diferencias significativas.
Para quien quiera esperar con inversiones más «conservadoras» tiene varios fondos mixtos y de retorno absoluto con una volatilidad aceptable, pero siempre descartando los que tienen renta fija a largo plazo que puede dar pérdidas incluso superiores a la renta variable con objetivos de revalorización casi nulos.
@luisgarcialanga
Aulafinanzas.com
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