Como es de sobra conocido, la jornada de negociación en los mercados se puede dividir en tres tramos: de 9 a 11, de 11 a 13:30 y de 13:30 hasta el cierre.
El inicio del primer tramo es el preferido de muchos especuladores con estrategias sobre apertura o de cierre de huecos, y es en este arranque, especialmente en los primeros treinta minutos donde se observa con cierta claridad el intercambio de papel y dinero entre manos fuertes y manos débiles. Además, al comienzo de ese tramo horario suele producirse la publicación de numerosas referencias macroeconómicas (PIB, Desempleo, PMI…) que pueden provocar giros en el precio, aunque no tanto, quizás, a como lo hacen las publicadas en el mercado americano a partir de las 14 horas. La publicación de estas noticias, que suelen generar entradas impulsivas, unido a los ajustes de los primeros minutos de negociación, convierte la primera hora de negociación en un panal de miel en el que para conseguir el dulce botín hay que saber evitar el ataque de las metódicas abejas, pero en la que es fácil sucumbir y hacer que la jornada comience con un saldo negativo.
Aun así o quizás por ello, hay especuladores que prefieren operar en las dos primeras horas de mercado de 9 a 11, pero estos operadores han de ser muy hábiles en su operativa dada la volatilidad que se da en esta franja horaria, en la que los stops, si están colocados en el mercado, pueden saltar por los aires para luego darse de cabezazos en la mesa al ver que el “trade era bueno”. Ya reza el dicho que la sesión la abren los novatos y la cierran los profesionales. Lo cierto es, no obstante, que en ese tramo horario se puede “hacer el día”. Yo personalmente, suelo emplear la primera hora y media de negociación para tomar un café y trazar los fibos que sí van a marcar los siguientes tramos.
De 11 a 13:30, por regla general, el mercado entra en un rango lateral, que algunos traders eluden porque estar pegado a la pantalla viendo una cotización plana cansa, pero con un sistema de especulación adecuado, que emplee como gatillo, por ejemplo, osciladores como el Williams, que se comporta muy bien en rangos laterales, se pueden sacar una serie de puntos suficientes como para sacarse el jornal y, precisamente por esa lateralidad intrínseca a la franja horaria, hacer el trading de una forma más tranquila, sin que la tensión arterial se dispare ante cualquier movimiento brusco en contra de la posición abierta, como puede suceder en la primera franja horaria.
Evidentemente, los tramos de mayor actividad, al llevar aparejados mayores volúmenes y más liquidez, ofrecen más oportunidades; sin entrar en consideración aquí particularidades de mercados como el Forex, en el que dependiendo del horario y la liquidez, el spread y la horquilla aumentan. Pero lo que parece claro es que, a pesar de que en la actualidad, buena parte de la actividad especulativa está copada por el trading automático, y los algoritmos no conocen de necesidades fisiológicas o alimenticias, detrás de las pantallas podemos “ver” descansos en la cotización de los precios de los activos negociados motivados por el almuerzo, el “lunch” o el café a media mañana.
Con la tripa llena, el siguiente tramo relevante se produce a partir de las 13:30 y hasta casi el cierre de la sesión europea. Es a partir de ese momento en el que el volumen vuelve a incrementarse y la volatilidad vuelva a escena. Además, la operativa se ve influida de nuevo, como en el primer tramo comentado, por las noticias macroeconómicas del mercado norteamericano y que pueden, de nuevo, barrer los stops o hacer alcanzar los profit.
En conclusión, la jornada bursátil encierra distintos períodos que pueden resultar cada uno de ellos con sus particulares características, fructíferos con los debidos método y gestión monetaria, pero cada trader debe realizar un ejercicio de asunción de riesgos como Dédalo hizo para salir del Laberinto cuando el Rey de Creta le condenó a permanecer encerrado en el mismo.
La literatura y las opiniones sobre los horarios para operar son tan variados, quizás, como traders operando: cada uno ha de ajustar su operativa en función de su estilo, de su sistema de especulación, de su carácter e, incluso, de sus necesidades.
Buen trading.
Mario de Angeles
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