La empresa familiar es el tipo de estructura empresarial más afectada por la internacionalización de la economía y todo el proceso de globalización progresivo que estamos viviendo desde hace algunas décadas.
“Donde antes se valoraba el trato ahora se valora la proximidad. Donde antes se valoraba la calidad ahora se valora el precio”
Con reflexiones y situaciones de este tipo, el emprendedor que ha tirado adelante durante muchos años su pequeño negocio o empresa familiar ve como cada vez más las cuentas se ajustan y la viabilidad económica de su proyecto como fuente de ingresos y de sustento de la familia se convierte en prácticamente una utopía.
Identificaríamos 3 factores clave para entender esta situación actual:
1. Ritmo de vida
Cada día los horarios de las personas son más extensos e intensos. Pocos son los que se pueden permitir cierta flexibilidad horaria. Además, la vida ya no se centraliza en las grandes urbes, y las zonas metropolitanas son las que abarcan un mayor volumen de población. Con ello se aumenta el tiempo que dedicamos al transporte diariamente, y por consiguiente se reduce el que tenemos para realizar tareas habituales y necesarias como la compra o el ocio.
La filosofía del centro comercial hace mucho daño a la empresa familiar, aglutinando la totalidad de las compras esenciales para el día a día. Pasear por una calle comercial e ir entrando en todos los pequeños negocios ha pasado a ser un hábito raramente practicado por la sociedad actual.
“Seamos conscientes o no, el mayor lujo que puede tener una persona no es su dinero, sino su tiempo”
2. Globalización
La globalización ha traído una mayor competencia a la que se podía imaginar el emprendedor para su empresa familiar. Seguramente en su momento competía con el negocio de la calle de enfrente con el que mantenía una sana rivalidad por captar y fidelizar clientes. Ahora el cliente potencial ya no está ahí, está en los grandes centros comerciales o en las cadenas que les ofrecen toda variedad de productos para satisfacer sus necesidades y caprichos, a precios inalcanzables para la empresa familiar.
Desde empresas de prestigio hasta pequeños negocios low-cost, está a disposición del consumidor todo un abanico de disponibilidades que engloban las capacidades y gustos de cualquier bolsillo.
3. Digitalización
Finalmente, Internet ha sido el último mazazo que ha tenido que afrontar la empresa familiar, viendo cómo ahora es posible encontrar cualquier producto desde cualquier parte del mundo y siempre a un precio más reducido.
La calidad ya no es una prioridad para gran parte del consumidor actual, que prefiere la inmediatez y la comodidad ante cualquier necesidad.
Os dejo un estudio gratuito con los retos y claves de la empresa familiar.
A su vez, este es el rayo de esperanza que le queda a la empresa familiar, la posibilidad de aprovechar toda esta estructura actual y el cambio en la psicología del consumidor para poder expandir su pequeño negocio más allá de las fronteras. Esta alternativa, en su momento, tampoco se la podría imaginar ningún pequeño empresario, pero se ha convertido en una vía factible y necesaria para enseñar al mundo por qué deben comprar sus productos o servicios.
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