Un estudio realizado y publicado recientemente por el Instituto Nacional de Tecnologías ha revelado que más del 5% de los menores que utilizan internet han sido acosados alguna vez. Esto quiere decir que, aproximadamente 150.000 menores en España sufren en sus carnes lo que se denomina ciberacoso.
El ciberacoso se basa en la persecución del individuo a través de internet. También llamado cyberbulling, es exactamente lo mismo que el acoso escolar o el bulling, con la diferencia que el ciberacoso se realiza a través de internet y, sobre todo, a través de las redes sociales.
Las redes sociales han provocado el aumento de los casos de ciberacoso ya que permiten la interacción entre individuos sin necesidad de estar en contacto físico, por lo que resulta mucho más fácil para los acosadores acceder a la víctima.
El grupo de edad que sufre más casos de ciberacoso es el de los menores. Estos pueden sufrir ciberacosos de muchos tipos: de compañeros de clase que continúan con sus amenazas a través de internet, de desconocidos que tratan de engañarlos, usuarios anónimos que difunden fotos suyas en internet… Uno, a decir verdad, nunca está seguro de no sufrir ciberacoso dado el carácter viral de la información en internet.
Las consecuencias del ciberacoso son similares a las del acoso en la “vida real” o en el colegio. El objetivo del acosador es reducir al mínimo la autoestima del acosado para conseguir sus propósitos, ya sean alguno en concreto o simplemente proseguir con el ciberacoso. Normalmente los síntomas del acosado en la red pueden llegar a ser tan graves como los del acosado en el colegio o su vida diaria: apatía, tristeza, preocupación, miedo, inseguridad y finalmente trauma.
Normalmente los acosadores suelen valerse de la confianza inicial del acosado para chantajearle y obligarle a acceder a sus peticiones, bajo coacción y amenazas. En este punto, el menor acosado puede experimentar un sentimiento de vergüenza y/o miedo que le impide contar su problema a padres o tutores, temeroso de que el acosador pueda tener información que no quiere que sea revelada.
Para prevenir el acoso es fundamental evitar el trato con desconocidos o, al menos, evitar siempre dar algún dato que pueda hacernos reconocibles, ya sea nombres, direcciones o, sobre todo, fotografías. Si se es víctima de un ciberacoso se debe comunicar inmediatamente ya que es un delito penado y el único que tiene algo que perder si denunciamos es el acosador. Hay que recordar que estas personas se valen del miedo del acusado para poder continuar con sus acosos de forma impune.
Las redes sociales son las principales causantes de este ciberacoso. Si bien su aparición ha fomentado una sociedad plural y universal, también ha facilitado comportamientos como estos. La solución, en mi opinión, está en una correcta educación 2.0 tanto de los menores como de sus padres, que fomente los comportamientos responsables y ayude a prevenir este tipo de problemas desde la base.
Fernando Tablado
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