El mundo actual tiende hacia la interconectividad de todos los aparatos eléctricos, pudiendo ser esto un arma de doble filo entre una mayor calidad en los servicios a través de la adaptación a cada caso particular, o bien un asalto al derecho de privacidad personal. En un equilibrio entre pros y contras, analicemos qué es el internet de las cosas y cómo va a afectarnos en nuestro día a día en el futuro próximo.
¿Qué es el Internet de las cosas?
Este término aglutina el concepto de interconectividad entre aparatos en el hogar (como por ejemplo la domótica) y en general en cualquier parte donde vayamos. ¿Quién no tiene ya hoy en día la necesidad de instalar un cableado estructurado capaz de asumir el incremento exponencial de tecnologías día a día?
Hace años solo necesitábamos una salida de antena para la tele y unos cuantos enchufes. Hoy hace falta un cableado estructurado que conecte cada aparato con su receptor, que sea visualmente bonito y que evite que acabemos siendo víctimas de un interminable sistema de cableado. Internet, los cargadores de móviles, Smart tv, las consolas fijas, las portátiles, las tablets, móviles, ordenadores… todo ello requiere de una planificación adecuada, y los sistemas de cableado estructurado actuales deben dar respuesta a esta necesidad.
Ahora bien, ¿cómo afectará el internet de las cosas a la vida en nuestros hogares? Este concepto asociado a la interconectividad permitirá que los aparatos eléctricos se adapten a nuestros hábitos diarios vitales en función de nuestro estado civil, estado laboral, día de la semana, invitados en casa, etc.
La nevera mantendrá los alimentos a una temperatura adecuada en base a la época del año y el contenido que se encuentre en su interior. La tostadora preparará el pan cada mañana a la misma hora para que cuando nos suene el despertador tengamos todo preparado. La aspiradora se activará durante el día cuando detecte que no hay nadie en casa. El aire acondicionado se regulará automáticamente en base a la temperatura interior. Nuestros programas favoritos se grabarán automáticamente y recibiremos una alerta en el móvil de que ya los tenemos disponibles para ver cuando tengamos un rato libre. Nuestra agenda laboral se conectará con nuestros equipos del hogar para mantener una máxima eficiencia en el caso de que vayamos a llegar más tarde a casa… Infinidad de situaciones en que el internet de las cosas pasará a tomar el control de nuestras obligaciones rutinarias para que centremos nuestro tiempo en lo que verdaderamente importa y nos reporta un valor económico o emocional.
Ahora bien, la duda está servida. Toda esta conexión entre equipos serán datos de los que dispongan las empresas para conocer con mayor precisión nuestros hábitos de consumo, estado laboral, sentimental y ritmo de vida. ¿Hasta dónde deben ser capaces de saber o a qué precio queremos disponer de las comodidades que el Internet de las cosas nos puede ofrecer en los próximos años?
¿Cuánto vale nuestra privacidad?
*Imagen: www.five.es
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