La evolución de los mercados financieros siempre ha estado marcada por una mezcla de racionalidad e impulso, de análisis y emociones. En los últimos años, el sector tecnológico ha sido el motor indiscutible de las bolsas, impulsado por narrativas como la inteligencia artificial (IA) y liderado por gigantes como NVIDIA (NVDA), TESLA (TSLA) y META (META). Sin embargo, el frenesí alrededor de estas acciones plantea preguntas importantes: ¿hasta dónde pueden sostenerse estas tendencias en 2025? ¿Y qué riesgos asumen los inversores que llegan tarde a la fiesta? 2024 ha sido un gran año, y en el comienzo del posterior que sigue a uno muy bueno, los analistas, que según se dice son historiadores financieros que predicen el pasado, despliegan su cautela señalando que hay que estar en el mercado pero que no podemos esperar resultados como los precedentes.
La historia de los mercados está llena de modas que nacen, crecen y, eventualmente, se agotan. Este ciclo recuerda a la anécdota de Rockefeller, quien decidió retirarse de la Bolsa cuando un limpiabotas le dio consejos de inversión. Más allá de la posible condescendencia, la lección subyacente es que cuando una tendencia se generaliza, su potencial de crecimiento suele disminuir, simplemente porque ya no quedan suficientes nuevos participantes para sostener la narrativa.
El caso de NVIDIA es ilustrativo. Convertida en el emblema de la revolución de la IA, su acción alcanzó máximos históricos en junio de 2024, y retrocedió durante el siguiente trimestre. Quienes entraron en ese momento al mercado, atraídos por las noticias y los gráficos vertiginosos, se tragaron un retroceso del 35% y han tenido que esperar seis meses para poner el contador a 0. Esta dinámica del «fear of missing out» (miedo a quedarse fuera) es un poderoso motor en los mercados, pero a menudo lleva a decisiones precipitadas y poco rentables.
Uno de los mayores peligros para los inversores es confundir narrativa con valor intrínseco. Durante meses, el sector tecnológico impulsó al índice S&P 500, pero, sorprendentemente, su rendimiento no fue muy diferente al del mismo índice excluyendo tecnología. Esto sugiere que, aunque los grandes nombres acaparen titulares, otros segmentos del mercado han ofrecido rendimientos iguales o más atractivos. Este dato debería invitar a reflexionar: ¿hasta qué punto los inversores están centrados en seguir tendencias populares en lugar de buscar oportunidades más amplias y diversificadas?
El dominio de unos pocos valores, conocidos como los «siete magníficos» en Estados Unidos, ha llevado a una concentración significativa en los índices bursátiles. Algo similar ocurre en Europa con los «supersiete», liderados por nombres como NOVO NORDISK (NOVOB), ASML (ASML) y FERRARI (RACE). Sin embargo, los análisis recientes sugieren que el protagonismo de estas acciones podría estar disminuyendo, dejando espacio para un repunte en sectores menos valorados, como las acciones de pequeña capitalización o las empresas orientadas al valor.
Jeremy Grantham, un referente en la inversión value, señala que, a pesar de las subidas en los índices, existen abundantes activos subvalorados que representan una oportunidad histórica. Este entusiasmo por sectores menos saturados no implica ignorar la tecnología, sino reconocer que las modas bursátiles, como las hombreras en los 80, no duran para siempre.
Un mercado diversificado y equilibrado ofrece estabilidad frente a las oscilaciones extremas. Apostar exclusivamente por las narrativas populares es atractivo, pero también peligroso, especialmente si se confunde el precio de una acción con su valor real.
El mercado de valores no es solo un juego de números, sino también de emociones y perspectivas. El miedo a quedarse fuera puede ser una fuerza poderosa, pero como demuestra la historia, los que llegan tarde suelen pagar un precio más alto por rendimientos menores. En lugar de perseguir tendencias, es esencial adoptar una estrategia que combine visión a largo plazo, diversificación y un análisis riguroso. Después de todo, perderse una fiesta puede ser menos costoso que llegar tarde y enfrentarse a los restos del banquete.
- ¿FOMO 2025? - 10 enero, 2025
- Ozempic vs Doritos - 30 diciembre, 2024
- El rally de los mercados: ¿auge sostenido o preludio de una corrección? - 6 diciembre, 2024
Deja una respuesta