Después de recorrer una larga travesía por el desierto, la construcción española comenzó a reflotar el pasado año y éste, incluso, puede recobrar el brillo mostrado en el pasado, aunque no en todos los casos.
Desde el último trimestre del ejercicio pasado, las alarmas han comenzado a sonar, advirtiendo de una ralentización del crecimiento económico global que indica que el final de este ciclo se acerca. Esto, a priori, supondría un fuerte viento de cara para esta industria, cuya naturaleza es históricamente cíclica. Sin embargo, algunos de estos valores han preferido armarse con un escudo que con una espada y se han convertido en posiciones más anticíclicas, como es el caso de Ferrovial o incluso de ACS con la compra de Abertis. «A pesar de estas preocupaciones, mantenemos una visión positiva del sector apoyada en el buen posicionamiento geográfico de las compañías así como la diversificación de sus negocios», explican desde Banco Sabadell.
«En general, esperamos una evolución muy heterogénea aunque los países siguen realizando inversiones en infraestructuras de las que se benefician estas compañías, por lo que se están descorrelacionando del ciclo», apunta Rafael Fernández, analista de GVC Gaesco.
En 2016, el sector tocó suelo en cuanto a sus beneficios y, desde entonces, han venido recuperando hasta situarlos en niveles no vistos desde 2010, tal y como el consenso de analistas que recoge FactSet espera para este ejercicio, cuando se prevé que alcancen un ebitda (beneficio antes de impuestos, intereses, amortizaciones y depreciaciones) conjunto de más de 4.850 millones de euros entre las cinco grandes del sector (ACS, Ferrovial, OHL, FCC y Sacyr). «Creo que el sector crecerá a tasas elevadas este año», añade Fernández. No obstante, esta recuperación no se vivirá en todos los barrios por igual.
Desde la crisis, todas las firmas han reducido su exposición al mercado español y han diversificado su presencia en muchos mercados distintos, como Estados Unidos en el caso de Ferrovial y ACS o Latinoamérica en el de Sacyr. FCC y Sacyr son las que más negocio tienen en España, la cual invertirá menos que nunca en infraestructura (en relación a su PIB).
Las favoritas del mercado
El consenso de analistas de FactSet solo recomienda comprar los títulos de Ferrovial y de ACS mientras que sugiere vender los de OHL. La firma presidida por Florentino Pérez «se está apoyando, sobre todo, en los buenos resultados que consigue en Australia con Cimic y en Estados Unidos con Hochtief», arguye Fernández. Alcanzará un ebitda de 2.550 millones de euros en 2019, el que será el mejor resultado desde 2012. Para 2020, eso sí, se espera que anuncie ganancias récord.
En el caso de Ferrovial, los expertos destacan el carácter defensivo que le aportan las divisiones de concesiones y un menor riesgo por la subida de tipos. «El Brexit tendría un impacto negativo por la desaceleración económica pero a medio plazo Heathrow debería beneficiarse de la protección que aporta la regulación de tarifas y una mayor inflación», destaca Sabadell.
Además, está pendiente de vender su negocio de servicios, «algo que debería hacer en el primer semestre de este año», apunta el analista de GVC Gaesco. «Sin embargo, puede no ser fácil ya que hay activos muy buenos como los de España y Australia y otros más delicados como Amey en Reino Unido, donde tiene el problema añadido del conflicto judicial en Birmingham», añade.
En cuanto a Sacyr, su principal atractivo es el nivel al que cotiza en términos de PER (veces que el beneficio se recoge en el precio de la acción), que es de cinco veces, el menor del sector. Asimismo, cuenta con uno de los mayores márgenes «gracias a un mayor peso de la concesión de la autopista Superestrada Pedemontana Veneta, en Italia, que tiene márgenes superiores a la media», arguyen desde Sabadell.
FCC también ha sufrido en los últimos tiempos desde la quiebra de Alpine en 2013. Alcanzará este ejercicio los 915 millones de ebitda, su mejor registro desde 2010, pese a que, según Fernández, «está más centrada a la rentabilidad de sus activos que al crecimiento en sí». Su negocio está principalmente enfocado a Servicios, de donde recibe la mitad de sus beneficios, lo que le da un carácter más defensivo. Además tiene Aqualia, la filial de gestión del agua, que pesa casi un 40% de su valor, donde, según Banco Sabadell, «las perspectivas son muy positivas, sobre todo, teniendo en cuenta que solo el 7% de la gestión del agua a nivel mundial está privatizada mientras que en España este porcentaje alcanza el 50%».
OHL es la que se sale de la foto de la recuperación del sector, ya que se mantienen las dudas generadas y la falta de visibilidad en su división de construcción, lo que hay que poner en el contexto del proceso de reestructuración en el que se encuentra. Fernández explica que «el foco está puesto en las salidas de caja. De hecho, hasta 2021 no prevemos que tenga una posición de caja positiva». Para este año se espera que pierda algo más de 50 millones de euros brutos, y no será hasta el que viene cuando convierta las pérdidas en ganancias.
Fuente: Eleconomista
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