Lo acostumbrados que estamos la mayoría de nosotros a trabajar en empleos cuyo estado mental óptimo no afecta al dinero que ganamos (especialmente los acostumbrados a trabajar por cuenta ajena) nos predispone a no ser estrictos con determinadas pautas de comportamiento que considero básicas para el trading, pero que ni siquiera yo a veces respeto (mea culpa)
Estamos hablando de una actividad puramente mental: Ser pacientes, tomar las decisiones sin miedo, seguir las estrategias definidas, tener humildad para que salte un stop sin moverlo, aguantar movimientos en contra de nuestra estrategia, detectar patrones, imaginar posibles movimientos para preparar operaciones… Se tratan todos ellos de conceptos tan mentales que parece lógico pensar que si nuestro cerebro se encuentra en una situación mediocre los resultados de nuestras acciones/decisiones también lo serán. Si para esta actividad nuestra herramienta de trabajo es el cerebro, y éste se encuentra deteriorado, ¿qué podemos esperar?
Podéis encontrar un desarrollo amplio de estas cuestiones en www.asimehicetrader.com.
Sentarse a operar gráficos de 1 ó 5 minutos en un día en el que, por algún motivo, apenas has podido conciliar el sueño la noche anterior, sólo nos parece normal a las personas acostumbradas a trabajar por cuenta ajena o tener oficios por cuenta propia en los que un descuido no tenga repercusiones.
Ir a la oficina y tomarte las primeras 2 horas para “despertarte” es posible si trabajas por cuenta ajena. Algunos días ocurre y no hay repercusiones. E incluso si trabajas por cuenta propia, dependiendo de tu profesión, ir a trabajar en condiciones mentales mediocres quizás sólo te cueste “echar alguna hora de más ese día”. Ahora bien, en una actividad mental al 100%; una actividad que consiste en “o tu o yo”; una actividad con graves repercusiones inmediatas…todo esto es distinto.
El trading como profesión, y no sólo el intradía, no es tomado en serio en la mayoría de los ambientes de este país, porque muchos de los que pretendemos ser profesionales de esto no nos la tomamos en serio.
Conozco a una nadadora que fue campeona de España infantil y cadete, y pese a que su mayor logro económico fue conseguir una beca en la Blume de Madrid para estudiar la carrera y tener costeados parte de sus viajes, vivía y sentía como una auténtica profesional. De hecho -me contaba-, en lo único que se diferenciaba de una profesional era en los rendimientos obtenidos. Es decir, que ella no llegó a obtener medallas a nivel europeo o mundial a diferencia de otras nadadoras para optar a los ingresos por patrocinios, pero que sus hábitos, entrenamientos, horarios y dedicación eran prácticamente las mismas.
Todos la considerábamos una “profesional” de la natación, con el “pero” de que ella no podía ganarse la vida al 100% con este deporte. Aunque no se ganaba la vida con ello se le podía aplicar perfectamente una de las definiciones que el diccionario da para un “profesional”: Persona que realiza su trabajo con aplicación, seriedad, honradez y eficacia.
Os pongo ejemplos, que hace años me chocaban, pero que comprendo perfectamente:
*Ella se levantaba a las 5 de la mañana para entrenar 2 horas antes de ir a la universidad. Para ella era “absolutamente impensable” irse a dormir más tarde de las 22:00h porque en la televisión diesen algo que le gustase o cualquier otro motivo.
*Su dieta era muy estricta: para ella era impensable saltársela levemente para intentar compensar un día malo anímicamente o celebrar un día de euforia.
Algunos pensábamos que eso era demasiado estricto, pero si nos ponemos a pensarlo fríamente, ni siquiera eso era suficiente para poder ganarse la vida con ello.
Llevo pocos años en el mundo del trading, pero ahora, cuando alguien me cuenta que se acuesta a las 22:00h, que toma a diario alimentos ricos en antioxidantes, que si está resfriado no opera, que si ha tenido algún problema familiar no opera, que practica yoga a diario, que sólo quiera pasar 4 horas frente a las pantallas…cuando alguien me cuenta cosas como estas, y otras muchísimo más rimbombantes, ya no me chocan. Sólo pienso si alguna de ellas podría ayudarme.
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¡Qué razón tienes Jorge!. ¡Qué difícil es el reconocimiento de esta profesión!