En Arboribus nos gusta siempre reflexinar. Hoy queremos compartir con vosotros algunas reflexiones acerca de las similitudes que existen entre un mercado como el MARF y el crowdlending. Uno esta dirigido a medianas y grandes empresas, el otro principalmente a las pymes. Ambos se dirigen a inversores privados, el MARF exclusivamente a inversores profesionales, el crowdlending a inversores de todo tipo.
Fuentes de financiación no bancarias para pymes y grandes empresas
Una de las características de las grandes empresas es que disponen de más alternativas como la realización de ampliaciones de capital en la bolsa de valores o las emisiones de deuda. Esto les ofrece poderosas alternativas que pueden utilizar para diversificar sus fuentes de financiación y mejorar su poder de negociación con las entidades financieras. Sin embargo no son muchas las empresas que lo hacen. ¿La razón? El acceso al crédito bancario ha sido tradicionalmente sencillo y cómodo que dar explicaciones a inversores privados. Pero cuando el crédito bancario se esfuma, de forma repentina, entonces es demasiado tarde para buscar alternativas.
El crédito bancario en España nunca más volverá a ser el mismo. Incluso en tiempos de abundante liquidez en los mercados, con tipos de interés de Banco Central Europeo rozando el 0%, el crédito sigue sin fluir como antes. Y es cuestión de tiempo que los intereses vuelvan a encarecerse y, entonces, tras pasar de más de 50 entidades a 10, el poder de negociación será incluso menor que el actual. Por tanto, aprovechar las ventajas de todas y cada una de las fuentes de financiación disponibles para todo tipo de empresas, las grandes y, especialmente, las pequeñas que tienen menos alternativas a su alcance.
La financiación privada no es el último recurso
Cuando hablamos de financiación privada, a cualquier escala, el riesgo y la confianza son tan importantes como la rentabilidad. Es mucho más sencillo obtener condiciones atractivas si se tiene acceso a alternativas que si no tenemos elección. Una entidad financiera probablemente nos ofrezca mejores condiciones si tenemos alternativas, los inversores privados declinarán participar si son el último recurso y no hay financiación bancaria. Demasiado riesgo con escasa rentabilidad. Del mismo modo, si la empresa nunca ha utilizado este tipo de herramientas y es una “desconocida” para los inversores, financiarse con condiciones atractivas le resultará más difícil.
Ya sea crowdlending u emisiones de deuda en el MARF, mejor probarlo en tiempos de bonanza y empezar a ganarse la confianza de los inversores.
Contabilidad al día VS cuentas auditadas
Una de las características de los mercados como el MARF, el MAB o la Bolsa es que las empresas que se financian a través de estos mercados deben tener sus cuentas auditadas. A pesar de no ser un mecanismo que garantice la veracidad de las cuentas, sí es importante teniendo en cuenta el tamaño y complejidad de este tipo de empresas, a menudo con facturaciones de varias decenas, cientos o miles de millones de euros.
En el caso del crowdlending, centrado en pequeñas y medianas empresas, las cuentas anuales raramente tienen una gran complejidad y se establecen mecanismos de verificación sencillos pero efectivos (p.ej. pagos de impuestos, certificados de estar al corriente de pago con la Seguridad Social, etc.) que permiten tener una razonable certeza acerca de la veracidad de los datos. Eso sí, como en cualquier mercado de capitales, en el crowdlending también es imprescindible tener la contabilidad y la información financiera actualizada y comunicarla de forma transparente para poder financiarse.
El uso de herramientas de rating
La participación en los mercados de capitales a menudo requiere un “rating” de la empresa. La razón principal es que muchos de los inversores (profesionales; fondos de inversión; fondos de pensiones) lo exigen para complementar sus propios análisis.
Así, en el MARF hay empresas de rating registradas como AXESOR que analizan a las empresas y les otorgan una clasificación crediticia (asociada a una probabilidad de impago).
Si bien a menudo se ha criticado el uso de rating / scoring en los procesos de análisis de solicitudes de crédito por parte de las entidades financieras, parece razonable que este tipo de herramientas formen parte de este proceso (sin que el proceso se limite al uso de estas herramientas, por supuesto).
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