Hoy es un día muy triste para nosotros.
Hoy no es un día cualquiera.
Es el último día en el que, después de muchos años, esta web seguirá brindando información.
Les pedimos las disculpas más sinceras, por avisar con tan poca anticipación, pero hemos estado intentando evitar esta suspensión del servicio hasta el último momento, y no ha podido ser.
Todas las puertas están cerradas en este país, para cualquier pequeña empresa que intente seguir adelante. Solo hay crédito para la administración y para las grandes empresas. Sólo hay capital riesgo, para los «políticamente correctos». Aún recuerdo el veto al Libro Leones contra Gacelas en algunos estamentos, porque se subtitulaba «Manual completo del especulador», y la palabra especulador es políticamente incorrecta, porque son los cabeza de turco de la ineptitud de los políticos de todos los colores.
El país está devastado, mientras se habla de recuperaciones Disney, que las PYMEs no vemos en nuestro día a día.
Los ingresos actuales no permiten mantener la enorme infraestructura de servidores, gastos informáticos y de todo tipo para el tráfico que tenemos, que son necesarios para seguir manteniendo la puerta abierta.
Lo hemos intentado todo. Personalmente llevo sin dormir, muchos días, y estoy afectado, muy afectado.
Y ya hablando ahora en concreto de un servidor personalmente, y a mis escritos, no quiero ser políticamente correcto, no quiero dejar de ser un especulador, y a mucha honra, porque no tiene nada malo ni hago daño a nadie. Prefiero morir de pie que vivir de rodillas y nunca cambiaré.
Aquí termina la singladura bellísima de Serenity.
No quisiéramos terminar sin dar las gracias, a nuestra familia, a nuestros queridísimos lectores, a los que se lo debemos todo.
A nuestros anunciantes, que han sido valientes, y han apostado durante muchos años por nosotros. A Vocento por la alianza de los últimos años, en tiempos muy difíciles.
A todos los miembros del equipo, que no han tenido horas, ni una queja, trabajo y más trabajo. Lo han dado todo.
Mario Benedetti escribió este poema de despedida. Estaba dirigido a un gran amor, pero ¿qué son ustedes, queridos lectores, para nosotros sino un gran amor?
Te dejo con tu vida
tu trabajo
tu gente
con tus puestas de sol
y tus amaneceres.
Sembrando tu confianza
te dejo junto al mundo
derrotando imposibles
segura sin seguro.
Te dejo frente al mar
descifrándote sola
sin mi pregunta a ciegas
sin mi respuesta rota.
Te dejo sin mis dudas
pobres y malheridas
sin mis inmadureces
sin mi veteranía.
Pero tampoco creas
a pie juntillas todo
no creas nunca creas
este falso abandono.
Estaré donde menos
lo esperes
por ejemplo
en un árbol añoso
de oscuros cabeceos.
Estaré en un lejano
horizonte sin horas
en la huella del tacto
en tu sombra y mi sombra.
Estaré repartido
en cuatro o cinco pibes
de esos que vos mirás
y enseguida te siguen.
Y ojalá pueda estar
de tu sueño en la red
esperando tus ojos
y mirándote.
Con el corazón compungido, hasta luego a todos. Y recuerden, quizá estaré donde menos lo esperen, en un árbol leñoso, de oscuros cabeceos…
Hasta luego a todos… y cómo no… a Claudia en particular.
José Luis Cárpatos.
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