Tenemos en el mercado continuo de la Bolsa española, una acción que desde que comenzó la guerra de Ucrania, y sobre todo a raíz de que se conocieran las primeras sanciones contra el gobierno ruso, casi ha duplicado su capitalización bursátil.
Dicha empresa es la «minera» Berkeley, que entrecomillo, porque la verdad es que desde su creación aún no ha tenido ninguna actividad.
Esta empresa, nació para supuestamente explotar un yacimiento de uranio en la localidad de Retortillo, pueblo de unos 200 habitantes situado en la región de Castilla León.
Muchas han sido las catas del terreno por parte de la empresa para encontrar este metal y no menos numerosos han sido los rechazos por parte de las autoridades competentes, y por sobre todo los habitantes de localidades cercanas a la localidad donde se ubican los terrenos.
Pues bien, la cotización de Berkeley en bolsa, sufrió un serio revés al denegarse definitivamente los permisos por parte de la autoridad nuclear española en verano del año pasado.
Desde entonces, la minera se ha visto inmersa en una bajada que le llevo desde los 0,63 euros hasta las proximidades de los 0,10, a pesar de que la compañía dijo que recurriría la decisión por defectos en ella.
A partir de ahí, sus acciones han estado navegando sin pena ni gloria y sin apenas volumen ni interés, hasta que Rusia lo puso todo patas arriba con su invasión a Ucrania.
Ha sido a partir de Marzo y a raíz de las declaraciones de la Unión Europea de intentar no depender del Uranio ruso para sus centrales nucleares, cuando los inversores se han fijado de nuevo en esta empresa sin actividad, duplicando prácticamente su capitalización en pocos días.
Y es que se cree que la Unión Europea presionará al gobierno español para que permita la apertura y explotación de la mina del Retortillo.
Hace unos días, también se ha conocido que el fondo saudí OIA poseedor de la mayoría de acciones de Berkeley, y que estaba en litigios con la empresa, ha podido vender todos sus títulos aprovechando el tirón de estos días. La operación ha sido a un precio bastante inferior al de mercado y ha vuelto a dar un revés a la capitalización de la compañía.
Mucho cuidado con este tipo de empresas sin actividad, cuiden sus inversiones y no se dejen impresionar por subidas de dos dígitos sin fundamento, ya que estas traeran caídas en las mismas o mayores proporciones.
Es difícil que una vez rechazados los permisos por parte de las autoridades españolas, la mina se consiga abrir.
Quizás, la única esperanza que le quede a la empresa, es la de que las catas que hizo sobre la existencia tierras raras en fichos terrenos, necesarias sobre todo para baterías y aparatos de alta tecnología, salgan positivas y que el gobierno autorice la mina para dichos fines.
Si no ocurre esto, todo será humo y tarde o temprano la gallina de los huevos de oro se acabará.
Pues eso, cada cual con su dinero que invierta donde considere oportuno.
Andres Linares Muelas
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