Llevamos más un mes con el “conflicto de Ucrania” sobre la mesa, ocupando en mayor o menor medida, titulares de periódicos y cabeceras en informativos y en todo este lapso de tiempo, los mercados no han recogido la verdadera dimensión del alcance de este conflicto “regional”. Cierto es que en un mes el DAX (y la práctica totalidad de los índices mundiales, por la pura lógica de la correlación) ha retrocedido en torno a un 4%, pero la mayoría de los impulsos se han producido por noticias macro, en especial a la decisión de tipos del Banco de la Reserva Federal de EEUU, que volvió a marcar la frontera cuya ruptura nos llevará a mayores recortes.
Pero hete aquí que, cerrando este viernes en el entorno de los 15.100 puntos, las Naciones implicadas en el conflicto de Ucrania han abierto la caja de Pandora de la guerra. Palabras mayores. Europa viene ordenando las fichas del dominó de la demencia, alineadas del mismo modo a como se alinearon en los años previos a la Segunda Guerra Mundial (ahí están los libros de Historia y la Hemeroteca), y la dialéctica de la estulticia que nos gobierna habla abiertamente que el “miércoles habrá guerra”. Bastará el lunes o el martes para que un buque o un avión traspase límites territoriales de Ucrania para que la paranoia humana nos lleve de nuevo a que un conflicto en un pequeño trozo de Europa acabe en desastre.
Y los mercados, que en eso saben reflejar muy bien las expectativas económicas, se colocaron en el cierre del viernes en la parrilla de salida a falta de que el semáforo se apague y dé la señal para una caída ante del “ataque preventivo de la URSS” como cantaba el grupo Polansky y el Ardor en 1982.
Los mercados siempre dejan la puerta abierta a la incertidumbre y no se rigen por las matemáticas (ya decía André Kostolany que en los mercados dos más dos no son cuatro sino cinco menos uno) pero todo apunta a que los market makers del DAX van a tener mucho trabajo en la sesión asiática a partir de la 1:15 del lunes y el futuro del DAX va a colocarse en la apertura del contado por debajo de los 15.050 puntos y, de hacerlo así, tendremos una semana, hasta que Biden y Putin inicien su ansiada guerra, con unos mercados cayendo en torno al 10%, buscando los 13.800 puntos en el caso del DAX.
El “miércoles habrá guerra” es el epítome de la estupidez humana y una clara señal bajista para especular con la miseria y el desastre.
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