Hay que plantear la inversión pensando en el día después del Covid-19, vigilar las cifras macro, el impago de bonos y buscar empresas que resisten con liquidez.
Los inversores tienen que estar preparados para que la volatilidad vuelva a subir y caigan las bolsas. Es lo que opinan algunas firmas de inversión que creen que aún se está subestimando el impacto de la paralización de la actividad en los beneficios de las empresas.
Hay que plantearse la inversión después del coronavirus y de cómo cambiará el mundo. Habrá negocios que salgan reforzados y otros que no y en encontrar un precio justo estará el éxito del inversor a largo plazo. Vigilar los impagos de los bonos corporativos puede dar pistas para detectar el punto de inflexión de la crisis.
En Lazard creen que los valores de gran capitalización probablemente lo harán mejor en Bolsa, ya que las empresas pequeñas y medianas no están tan preparadas para soportar no tener flujo de caja, mientras que las grandes suelen tener más margen.
El suelo de las bolsas no está claro, las correlaciones de los mercados aún son elevadas y esto disminuye las posibilidades de reducir el riesgo con la diversificación a corto plazo. Pero ya hay entidades que ven en Asia una oportunidad para ir incrementando la inversión.
Hay que extraer lecciones de la crisis de 2008 y desde BofA Merrill Lynch apuntan que, como ocurrió en 2008, el mercado que ahora está centrado en la evolución de los contagios terminará asumiendo los costes económicos de largo plazo y entonces habrá otro movimiento de aversión al riesgo que provocará nuevas caídas.
Lombard Odier
Stephane Monier. Director de Inversiones
Tecnología, sector industrial y Asia
A medida que los gobiernos piensan las estrategias para permitir que la población abandone sus hogares, la atención se centra en la tarea de reconstruir las economías y en las tendencias sociales que se acelerarán a causa de la pandemia. Al tiempo que se desarrollan los efectos de la Covid-19, los cambios a largo plazo en el comportamiento de los consumidores están atrayendo una atención crítica, según Monier. «Podemos prever amplios cambios en las tecnologías de conectividad, la globalización, la geopolítica y la sostenibilidad. Respecto a la primera, es probable que la pandemia actúe como catalizador, de forma que se acelerarán las tendencias existentes en el comercio electrónico, la logística y la seguridad cibernética».
Asimismo, el sector industrial podría realizar relocalizaciones de producción de los suministros «esenciales». Hasta confirmar estas tendencias, esta firma ve una situación algo más positiva en los mercados, pero sin evidencias de un rally sostenido. Explica que su equipo sigue ajustando la exposición de la cartera. Recientemente, ha incrementado la exposición a activos infravalorados, respaldados por la política monetaria, como el crédito con grado de inversión. También ha reajustado la exposición a la renta variable global: ha reducido el peso en emergentes globales y aumentado el de la Bolsa asiática.
S&P Global
Tim Edwards. Director de Inversión Indexada
El crudo, epicentro de incertidumbre
Las elevadas correlaciones entre los movimientos diarios de los valores del índice S&P 500, que están en niveles históricamente altos, casi en récord, y también entre el índice americano y otras bolsas mundiales es un signo de fragilidad que los inversores tienen que tener en cuenta, según Edwards. «Las altas correlaciones aumentan el riesgo de ventas coordinadas y disminuyen la protección que típicamente brinda la diversificación «, alerta el experto. Llama la atención sobre la volatilidad. Todos los indicadores han caído desde marzo, pero resalta que aún permanecen por encima de la media histórica. Los mercados de energía siguen siendo un epicentro de incertidumbre, ya que los productores de crudo no alcanzan un acuerdo firme.
El índice de volatilidad implícita OVX para el petróleo llegó a alcanzar el 120, una cifra acorde con las expectativas de cambios diarios en el rango de entre el 5% y el 10%. En cuanto al VIX, que mide la volatilidad del S&P 500 y es considerado un indicador del miedo, se ha reducido a la mitad desde su récord a mediados de marzo por encima de 80. Los estímulos fiscales y monetarios anunciados a nivel mundial han contribuido a la recuperación de los índices bursátiles, pero el sentimiento de los inversores aún está dividido sobre si ya hemos visto ya el suelo en las bolsas.
Natixis IM Solutions
Esty Dwek. Responsable de Estrategia Global
El mercado todavía no está barato
«Los mercados subestiman el impacto en los beneficios de la paralización de la actividad y la lentitud con la que se recuperará la economía. Por lo tanto, las valoraciones no resultan tan baratas como parecen, sobre todo después de los últimos movimientos de los mercados», comenta. Los bancos estadounidenses están reflejando «un panorama sombrío en sus presentaciones de resultados». Hay que tener en cuenta que las medidas de contención parece que durarán hasta mayo, relajándose solo gradualmente a partir de entonces, por lo que llevará tiempo antes de que volvamos a la normalidad en las empresas.
Por lo tanto, la reactivación va a ser más lenta y escalonada entre distintos países, regiones, sectores industriales e incluso dentro de los propios países. «Creemos que los riesgos para el crecimiento y los beneficios persisten y en consecuencia, permanecemos cautos respecto a los mercados, ya que los riesgos siguen vigentes. Vigilaremos cómo los estímulos son capaces de frenar las quiebras e impagos y, de producirse, cómo puede evitarse que se expandan. También los mercados de crédito y financiación para ver si las medidas masivas de los bancos centrales, tanto en Europa como en EEUU, ayudan a reducir la presión. Por ahora, creemos que van a tener éxito en evitar el riesgo sintético».
Amundi
Pascal Blanqué. Director de Inversiones
Los bonos servirán de brújula
A medida que se propaga el Covid-19, los inversores pueden evaluar las potenciales oportunidades que surgirán tras la crisis en el mercado. Las características del ciclo del coronavirus y la efectividad de las medidas tomadas para contenerlo están comenzando a conducir las inversiones. «La desincronización está surgiendo como nuevo tema, con posiciones largas en Asia como ejemplo típico», explica. Las ventas masivas han eliminado en cierto modo las valoraciones bursátiles, excesivas respecto a la tendencia de largo plazo del crecimiento de los beneficios, y en los diferenciales de crédito, demasiado ajustados frente a los impagos (defaults) implícitos.
«Sin embargo, este ajuste no se ha producido al mismo ritmo en todas partes (Europa y los emergentes cotizan con descuento frente a EEUU)». Desde una perspectiva de inversión, para detectar el punto de inflexión de la crisis «los inversores deberán observar los bonos corporativos, donde existe una carrera a contrarreloj entre liquidez y solvencia. Tratar de cronometrar cuándo tocará fondo el mercado no es realista. Es momento de añadir posiciones gradualmente y con disciplina, buscar oportunidades para reequilibrar la estratégica a largo plazo, manteniendo firme al mismo tiempo la liquidez y la calidad de los activos, ya que la incertidumbre perdurará», afirma.
Fuente: Expansion
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