La Revolución 4.0 provocada por las nuevas tecnologías (robots, impresión digital, drones, inteligencia artificial, Big Data, redes sociales …) está generando cambios disruptivos en muchos ámbitos de la vida económica. Hoy me referiré a transformaciones que se están produciendo en los hábitos de consumo.
Los consumidores son personas cada vez más longevas y más preparadas. En cuanto a los cambios de hábitos, es interesante el estudio que ha publicado recientemente el World Economic Forum con encuestas a 600 ejecutivos y 10.000 consumidores de diez países. Según este estudio, los consumidores están cambiando en tres direcciones.
- En primer lugar, cada día están más conectados. Son personas que utilizan internet, consultan el correo electrónico e interaccionan con las redes sociales a todas horas. Por lo tanto, están en condiciones de consumir en cualquier momento del día. También contactan con las empresas y pueden incidir en el diseño de productos y en la prestación de los servicios.
- En segundo lugar, los consumidores son cada vez más independientes. Piden más productos a medida y también tienen más predisposición a comprar productos de segunda mano, participar en subastas y vender productos que ya no necesitan a través de redes sociales.
- Y en tercer lugar, tienden a ser más cooperativos. Esto se manifiesta en el interés en compartir bienes de inversión como son la vivienda o el coche. Y también hay una parte creciente de los consumidores que están sensibilizados por el impacto social de las empresas de las que quieren ser clientes y en el consumo responsable (productos kilómetro cero, precio justo …). Varios estudios cuantifican en un 30% del total de los consumidores los que se preocupan por la dimensión social de sus decisiones de compra. Es una sensibilidad social que debería ayudar a cumplir el sueño de John Powell: “Para vivir plenamente, debemos aprender a utilizar los bienes materiales y estimar las personas; en lugar de estimar los bienes materiales y utilizar las personas”.
Estos fenómenos tienen consecuencias. En Estados Unidos está cayendo en picado la afluencia a los grandes centros comerciales y muchos de ellos están cerrando. Y, simultáneamente, aparecen pequeñas empresas industriales o comercios muy especializados que gracias a las nuevas tecnologías han encontrado su espacio en el mercado.
El reto es transformar las amenazas en oportunidades. La clave se anticipar los cambios en las necesidades de los clientes y las posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías. Siempre se dice que para ser exitosa una empresa debe satisfacer con creces las expectativas de los clientes. Por lo tanto, hay que conocer estas expectativas. No está fácil, pero no hay otra opción que subir al tren y ser parte activa en la transformación. La alternativa es desaparecer.
Oriol Amat es catedrático de Economía Financiera y Contabilidad por la Universidad Pompeu Fabra, decano de la Barcelona School of Management y Presidente de l’Associació Catalana de Comptabilitat i Direcció (ACCID).
Fuente: Patrimonia
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