En el mundo del trading estamos acostumbrados a crear carteras de inversión con acciones de compañías que cotizan en Bolsa. Al igual que un surfista busca de forma incansable “su ola perfecta”, el trader persigue en su día a día resultados constantes, pero nunca deja de soñar con el “chicharro” que le permita conseguir la independencia financiera.
Dentro de esa búsqueda e investigación diaria de las mejores opciones de inversión, es decir, las que pueden proporcionarnos un mayor ROI y por lo tanto rentabilidad. Acostumbramos a comparar oportunidades de compañías que cotizan en el mercado secundario de valores. Pero, ¿qué hay de esas compañías que presentan un gran potencial de crecimiento y no cotizan en bolsa? ¿Es éste un buen motivo para dejarlas fuera de nuestra cartera?
El potencial del FinTech no cotiza (todavía) en Bolsa
Trading es operativa, estrategia, objetivos y en definitiva compra y venta de renta variable.
Excepto si el Day-trading es nuestra única forma de operar, podemos encontrar vida más allá de la Bolsa, en la que también podemos ganar y perder.
La disrupción del sector FinTech es una realidad, lo vemos cada día con ejemplos como la web de minicréditos de MoneyMan.
Sin embargo, la inmensa mayoría de empresas FinTech se encuentran en fase de expansión y en muchos casos aún no cotizan en bolsa.
El número de compañías que cotizan en bolsa y podrían englobarse dentro del sector FinTech es todavía limitado, todos tenemos en nuestra cabeza a PayPal, LendingClub y alguna que otra empresa más.
Los “unicornios” no cotizan en el mercado secundario
Tal vez sea el momento de mirar en otro mercado, en el de las startups FinTech que presentan un gran potencial de crecimiento.
Muchas de ellas son Sociedades Limitadas, con una tendencia alcista con opciones de rentabilidad prácticamente ilimitadas.
Para incorporarlas a nuestra cartera, en lugar de comprar acciones, tendremos que adquirir participaciones sociales, siendo de esta forma socios de la compañía.
Es recomendable que aprovechemos las rondas de captación de financiación o ampliación de capital de compañías que a nuestro juicio (y el de nuestro análisis) pueden reportarnos suculentos beneficios en un futuro cercano.
Además de constituir excelentes oportunidades de inversión, pueden representar a su vez una opción para dar un giro a nuestra carrera con un nuevo empleo. (Los socios pueden aportar capital, trabajo o ambos).
Podemos diversificar nuestra cartera FinTech en función del riesgo, las startups en fase inicial “seed funding”, suelen entrañar un riesgo elevado. En lugar de guiarte por tu instinto inversor, puedes hacerlo por el de compañías de Venture Capital, estas últimas están especializadas en descubrir las empresas que se encargarán de transformar nuestra realidad y la forma en que consumimos y demandamos servicios financieros a diario.
Las startups en fase de expansión, representan el “crecimiento continuado”, en muchos casos, con una tendencia exponencial en lugar de lineal, como estábamos acostumbrados hasta hace unos pocos años.
Por último, no debemos olvidarnos de compañías consolidadas, las mencionadas anteriormente en este artículo y que cotizan en bolsa. Pueden aportar a nuestra cartera la dosis de estabilidad que necesita.
En todo momento tienes que tener presente que el FinTech es un sector en continua evolución y transformación. ¿En qué se traduce esto para nuestra cartera? En volatilidad. No olvides que una empresa puede caer con la misma velocidad (e incluso más) que con la que ha subido.
Analizar el entorno, entender cómo adaptan las diferentes innovaciones tecnológicas a su modelo de negocio tanto startups FinTech como banca tradicional y comprender hacia dónde se decanta la segunda (integración de startups FinTech por adquisición, bancos como plataformas o adaptación).
En definitiva, la disrupción del sector FinTech presenta un gran potencial en términos de rentabilidad para nuestra cartera. El matiz principal radica en el hecho de que como inversores pasaremos de ser accionistas a socios en muchos casos, debido a la estructura jurídica y la forma en que está constituido el capital social de estas empresas.
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