En el anterior informe, comentaba lo siguiente: «(…) Si el lunes asistimos a la continuidad de las compras registradas el viernes, tal vez seamos testigos por fin de un cambio de fase».
La fortaleza no compareció el lunes 23 de mayo, sino el martes 24, de suerte que la línea horizontal situada en 2.967,87 fue rota al alza, hito técnico que trajo aparejada la irrupción en escena de la fase ascendente.
Fase que llegó a marcar pequeños máximos crecientes una vez cumplido el techo teórico (TT), si bien el oscilador de confirmación ya dibujaba una divergencia bajista que nos informaba de que el último tramo de subida no era fiable.
Por añadidura, contábamos con la línea horizontal situada en 3.056,87, cuya rotura a la baja abriría de par en par las puertas a la fase descendente.
Y así sucedió. Romperse a la baja este nivel y confirmarse el cambio de fase fue todo uno en la sesión del 1 de junio.
Como cabía esperar, el Eurostoxx rebotó al entrar en escena el suelo teórico (ST), aunque no pudo encaramarse de nuevo a la fase ascendente, cosa que habría ocurrido en caso de que la cotización hubiese superado el nivel 3.054,42.
La impotencia del índice europeo para forzar un cambio en la marea cíclica favorecía que la fase descendente se extendiese, algo que finalmente tuvo lugar ayer. Veremos si el nuevo ST logra frenar el desplome del Eurostoxx, acción que podría verse apoyada por el volumen bajista climático registrado ayer, que revela el exceso de euforia de los vendedores.
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